Quizá enfrascado en un elevado sentido de impunidad, confianza extrema o desdén, un empresario de la carne atesoraba cocaína en su departamento, ubicado literalmente al lado del Juzgado Federal de Bell Ville.
El juez Sergio Pinto, acostumbrado a liderar investigaciones por narcotráfico y lavado, lo procesó por la presunta tenencia de estupefacientes con fines de comercialización y encubrimiento agravado por cometerse con ánimo de lucro.
El magistrado dictó el fallo antes de la feria judicial y ordenó el procesamiento con prisión preventiva. La defensa sólo apeló la preventiva, y la Sala B de la Cámara Federal de Apelaciones revocó recientemente esa medida y ordenó la libertad, con una caución real de $ 16 millones.
UN EMPRESARIO Y ¿VENDEDOR DE COCAÍNA EN BELL VILLE?
Las sospechas comenzaron hacia fines de enero de 2022, cuando la Unidad Operativa Federal Bell Ville de la Policía Federal recibió una denuncia anónima con datos puntuales. De acuerdo con la información que llegó, en un frigorífico se encontraría un hombre, quien estaría vendiendo cocaína en un boliche cercano a su trabajo.
Entre otros datos, especificó que manejaba una camioneta 4x4 de color verde (se aportó el dominio). El fiscal federal interino de la localidad, José María Uriarte, abrió una investigación y más de un año y medio después recibió una nueva denuncia contra esta persona, por lo que abrió otra causa y ambos expedientes se acumularon.
Poder económico. La organización narco operaba en cinco barrios capitalinos, tenia un laboratorio de cocaína y acumuló un importante capital en efectivo, pero también en autos y en inmuebles. (Policía de Córdoba).
La persona –que no quiso identificarse por temor a represalias– apuntó contra esta persona. Indicó que este se dedicaría a vender cocaína, al parecer bajo la modalidad de “delivery” en su camioneta, mientras en paralelo trabajaba en el frigorífico.
El estupefaciente, siempre según la versión del denunciante, lo habría obtenido en barrio Bella Vista, de la ciudad de Córdoba, para luego venderlo en Bell Ville. El fiscal pudo establecer que este ciudadano se dedicaría a la matanza de ganado y al procesamiento de su carne, pero además se abocaría a la venta de drogas.
También arrendaría campos que serían de su propiedad y los habría cedido a una empresa local, además de dedicarse al abastecimiento de carne porcina con uno de sus dos hijos.
INFO: LA VOZ DEL INTERIOR
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