Dedicó gran parte de su vida a cocinar, tarea con la que se siente muy identificada. Siendo muy joven conoció a un español que había llegado desde su patria a Buenos Aires y por esos avatares de la vida, se instaló en Noetinger.
Con él, Ramón Grande, formó un hogar el que se vio iluminada por la llegada de ocho hijos, con el correr de los años, el Señor decidió que su vida debía continuar sin la compañía de su esposo y debió luchar a brazo partido para criar a los hijos.
Estos también fueron organizando sus vidas y llenaron la casa con pequeñitos que la invadieron de bullicio y amor, la familia se fue agrandando con más descendientes formando otras generaciones.
Así doña Ignacia de Grande ve acrecentar su descendencia hasta llegar a la quinta generación.
La fotografía, ilustra una parte de la historia, la componen: Doña Ignacia, José (hijo), Jorge (nieto), Franco (biznieto) y Julieta de 1 año (tataranieta). ¡Muchas felicidades doña Ignacia!…
Info: Nuevo Día
Imagen: Alejandro Olivares. San Marcos Sud
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(2594) Córdoba - Argentina
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