Entre el miércoles y el jueves recién podría declarar ante el fiscal de Corral de Bustos. Denuncia golpiza policial.
MARCOS JUAREZ / CORRAL DE BUSTOS - Recién este lunes el fiscal Gustavo Zuchiatti tendría en sus manos el expediente del caso Mariela Bortot, la vecina de Inriville desaparecida el 25 de enero pasado, y por lo que un ex policía fue detenido como sospechoso.
La demora en el traslado de la causa desde la fiscalía de Marcos Juárez, luego del apartamiento del doctor Oscar Viramonte por enemistad manifiesta con el defensor del único aprehendido, podría derivar en qué recién el miércoles o jueves el nuevo investigador de la causa le tome indagatoria a Jorge Orellano.
El ex uniformado devenido a encargado de seguridad de los campos del intendente de Inriville está acusado, prima facie, del presunto delito de “privación ilegítima de la libertad”.
Fuentes policiales y judiciales coinciden en qué las pruebas contra Orellano serían contundentes, ya que hay varios testimonios y pericias, en el vehículo y su teléfono celular, que lo involucrarían con la desaparición de la mujer de 40 años, madre de dos hijas y empleada en una estación de servicios de esta localidad del sureste cordobés.
Sin embargo, para los defensores Diego Barovero y Francisco Lavisse se trataría de un “perejil”, e incluso han denunciado ante la fiscalía interviniente supuestos apremios ilegales contra el detenido.
El caso llegará hoy a las oficinas de la Fiscalía General de la Provincia, ya que la denuncia se realizó en Marcos Juárez el último viernes y el fiscal Viramonte nuevamente se apartó.
«Está tratando de avanzar en el análisis de la causa y tratando de preservar la integridad de nuestro defendido», comentó a este diario el doctor Lavisse.
Los defensores tienen dudas acerca de la “contundencia” de las pruebas en contra del ex policía Orellano, un hombre de 51 años considerado de “confianza” por el propio mandatario municipal de Inriville, Jorge Rodrigué, que la semana pasada manifestó que le preguntó si tenía algo ver y le juró que no había hecho nada.
No obstante, algunos testimonios indican que el sábado 25 de enero -el mismo día que Mariela fue vista por última vez con vida- se lo vio a Orellano nervioso y embarrado. Así habría llegado a la estación de servicios, donde habría manifestado había cometido algo de lo que se arrepentía.
«Me mande una cag...», habría indicado un testigo sobre las propias declaraciones del único detenido de las pesquisas, que en principio tenía una lista de por lo menos 11 sospechosos, entre ellos dos mujeres.
Orellano había participado en los primeros rastrillajes en busca de Bortot, días después de su desaparición luego que saliera a caminar por las calles del pueblo. Incluso, se había contactado con las hijas y algunos periodistas para conocer detalles de las pesquisas.
Testigos indican que iba a diario al bar de la estación de servicios, donde trabajaba Mariela, a quien le hablaba y habría invitado a salir en varias ocasiones aunque ella siempre se negó.
Según sus propias palabras, nunca habría logrado conseguir el número de teléfono celular ni mucho menos invitarla a subir a su vehículo, donde habrían encontrado pruebas que denotaban que Mariela habría estado en el interior del Peugeot 206.
El caso, que conmueve al sureste cordobés como en otrora lo fueran las desapariciones de Mariela Besonart o Andrea del Fa Svolos, buscará esta semana el camino de la verdad.
INFO : LA MAÑANA DE CÓRDOBA
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