Anita Elvi Suárez (74). La mujer fue hallada en un pozo al fondo de la vivienda donde residían los sospechosos. El inquilino del lugar y su hijo 17 están presos. Habría más detenciones.
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Si desde hacía un mes Saira no descansaba en paz a causa de la desaparición de su querida vecina Anita Elvi Suárez (74), por estas horas todo es desesperación y desconsuelo en este pueblo del sudeste cordobés.El cadáver de la mujer fue encontrado ayer al caer la tarde en el lavadero adonde había ido precisamente a limpiar su auto. El cuerpo, en avanzado estado de descomposición, estaba enterrado en un pozo y, a su vez, se encontraba tapado con escombros. Si bien se espera la autopsia, la presunción más firme es que doña Anita fue asesinada por lo menos de un balazo –presumiblemente en la cabeza– efectuado con un revólver, según confirmaron fuentes oficiales a La Voz del Interior .
El dueño del lavadero, Claudio Rojas (43), había sido detenido ayer a la madrugada en Santa Fe, pocas horas después de que su hijo de 17 años también fuera capturado por la Policía de Córdoba. El muchacho fue detenido, como se informó en la edición de ayer de este diario, en el mismo pueblo de Saira. Todos vivían en la casa contigua al lavadero.
Ambos fueron imputados por ahora por el delito de privación ilegítima de la libertad calificada, por orden del fiscal de Marcos Juárez, Carlos Viramonte. Sin embargo, es casi un hecho que la figura penal cambiará por lo menos por la de homicidio agravado, en las próximas horas. Se esperan más detenciones por este asesinato.
No hay por ahora una sospecha clara sobre por qué Anita Suárez fue ultimada.
“Yo la maté”. Si bien no tiene ninguna validez procesal, el muchacho se quebró emocionalmente ante los policías y confesó, según trascendió, que la viuda había sido asesinada. Habría pedido perdón.
Incluso, el joven se habría hecho cargo de todo, tratando de desvincular así a su padre del homicidio y del ocultamiento del cuerpo. No terminan de creerle. “Él solo no pudo haber hecho todo”, dijo un pesquisa.
De todas formas, esa supuesta confesión no tiene validez para la causa, ya que no fue hecha ante el fiscal ni con la presencia de un defensor.
Se cree que Anita fue muerta con un revólver que había sido secuestrado hace dos semanas del lavadero-casa. En la vivienda de los Rojas, los peritos judiciales habrían hallado rastros de sangre en las paredes.
De todos modos, los pesquisas creen que la mujer fue asesinada en su auto.
Doña Anita siempre llevaba su Ford Ka al lavadero de los Rojas, a cuatro cuadras de su casa. Un poco porque les tenía confianza, otro poco para ayudarlos dándoles trabajo. A comienzos de mes, la mujer desapareció. El coche también.
Sospechosos de arranque. Anita Suárez vivía sola. Al no haber noticias de ella, el intendente de Saira, Roberto Arroyo, hizo la denuncia en la Policía.
Tras algunas averiguaciones en el pueblo, los policías llegaron rápidamente al lavadero. El dueño del lugar, Claudio Rojas (camionero), declaró que si bien la mujer había estado en el lugar, se había marchado con el coche hacia Villa María.
La pesquisa siguió sin grandes novedades. Sin embargo, dado que la mujer no aparecía y era falso que había ido a Villa María, el fiscal ordenó de forma simultánea inspeccionar la casa de Anita y allanar el lavadero. Era el viernes 15 de junio. Rojas y su hijo se habían marchado.
En la casa de ellos se halló un revólver 32 (esa arma será peritada para saber si fue la usada para matar a la viuda).
Sin embargo, al parecer, la búsqueda en el patio del inmueble no fue hecha lo suficientemente en profundidad. La mujer estaba muerta allí mismo.
En la madrugada del pasado sábado 16, el Ford Ka fue encontrado calcinado a 300 kilómetros de Saira: en un camino rural de Estación General Paz, departamento Colón. “Fue quemado allá para despistar”, conjeturaba anoche otro vocero.
Cómo fueron las capturas. Todas las miradas investigativas se centraron en Rojas y su hijo, quienes habían desaparecido. Y se intensificó la búsqueda de ambos.
El fiscal salió a pedir testigos por los medios de prensa.
Mientras, en Saira se organizaba una marcha de protesta.
En las últimas horas, los policías obtuvieron datos por dónde andaban los sospechosos. El martes pasado, cuando se hizo la marcha, el fiscal ordenó las detenciones de padre e hijo.
El muchacho fue capturado ese martes en Saira. Acababa de terminar la marcha.
Cuando entraba a su casa, dos policías de civil de la Departamental Marcos Juárez lo rodearon y esposaron. “No estuvo en la marcha”, dijo un policía.
Esa noche, el joven confesó todo a los policías. Habrá que esperar qué declara ante el fiscal, que es lo que importa.
Los detectives tenían el dato de que Rojas padre se había ido a Buenos Aires (a llevar a su mujer) y había vuelto a Saira. Como no poseía dinero, tenía que trabajar con el camión.
Así fue que viajó a Noetinger, cargó soja y partió hacia el puerto de Rosario, donde dejó los granos. A las 4 de ayer, los policías lograron ubicarlo y capturarlo cuando circulaba por San Lorenzo, cerca de Rosario. No dijo nada cuando lo metieron al móvil policial.
Tras las detenciones y “el quiebre” del muchacho, la Policía volvió a poner foco en el lavadero. Se ordenaron excavaciones tanto en ese predio como en otros puntos del pueblo.
Doña Anita estaba muerta en ese mismo lavadero. El cuerpo se encontraba dentro de un pozo negro en construcción, a dos metros y tapada con escombros de un galpón destruido.
Saira no sale del espanto.
INFO: LA VOZ DEL INTERIOR
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