En la localidad, durante el fin de semana, se registraron dos episodios de triste concepción. El viernes por la noche, el Instituto Secundario José María Paz vivió una de las jornadas más feroces en el último tiempo. Como consecuencia del hecho se registraron 15 vidrios destruidos de las aulas laterales que dan a la calla Leandro N. Alem y del anexo donde se dictan los cursos de oficios. Los vecinos, en la madrugada, escucharon explosiones y ruidos de importancia pero ninguno atinó a realizar la denuncia.
José Luis Petrini, miembro de la Comisión Cooperadora, manifestó a EL EMISARIO: “Estoy indignado. La semana pasada gastamos una buena cantidad de dinero para reacondicionar el edificio y que este óptimo en el inicio de clases. Ahora nos pasa esto, es para no creer. Realizamos la denuncia y esperamos tener pronto buenas noticias”.
Por otro lado, Petrini dijo que desde la Cooperadora se tomaron determinaciones para evitar que la historia vuelva a repetirse. “Encargamos rejas para colocar en cada una de las ventanas. Va a parecer una cárcel pero no podemos quedarnos de brazos cruzados esperando que algo similar vuelva a ocurrir”.
Por otro lado, en la madrugada del domingo, el Comedor de Carlos Pirro fue víctima de otra ola de destrozos. “Me rompieron el toldo que cubre la vereda. Una semana atrás me robaron los portalámparas. Inriville es un pueblo tranquilo y no me gusta que pasen estas cosas”, finalizó emocionado el propietario.
La policía con las denuncias respectivas está detrás de los posibles autores pero aún no entregó pistas.
José Luis Petrini, miembro de la Comisión Cooperadora, manifestó a EL EMISARIO: “Estoy indignado. La semana pasada gastamos una buena cantidad de dinero para reacondicionar el edificio y que este óptimo en el inicio de clases. Ahora nos pasa esto, es para no creer. Realizamos la denuncia y esperamos tener pronto buenas noticias”.
Por otro lado, Petrini dijo que desde la Cooperadora se tomaron determinaciones para evitar que la historia vuelva a repetirse. “Encargamos rejas para colocar en cada una de las ventanas. Va a parecer una cárcel pero no podemos quedarnos de brazos cruzados esperando que algo similar vuelva a ocurrir”.
Por otro lado, en la madrugada del domingo, el Comedor de Carlos Pirro fue víctima de otra ola de destrozos. “Me rompieron el toldo que cubre la vereda. Una semana atrás me robaron los portalámparas. Inriville es un pueblo tranquilo y no me gusta que pasen estas cosas”, finalizó emocionado el propietario.
La policía con las denuncias respectivas está detrás de los posibles autores pero aún no entregó pistas.
INFO: EL EMISARIO WEB
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