Una familia cordobesa oriunda de Monte Buey demandará a un equipo médico del Hospital de Niños por supuesta mala praxis. Son los padres de Máximo Flores, un bebé de siete meses que llegó al centro de salud de Bajada Pucará con lesiones graves en la piel producto de una quemadura con agua hirviendo.
El niño fue intervenido quirúrgicamente y terminó con daños neurológicos y posible discapacidad, producto de un paro cardio-respiratorio sufrido durante la operación. Los progenitores vinculan esos daños con negligencias del equipo médico en la cirugía y apuntan contra el anestesista. Los directivos del hospital, en cambio, aseguran que se trató de una complicación inherente a la cirugía. Y que el bebé era un caso de altísimo riesgo.
“Mi bebé entró bien a la operación y salió con discapacidades”, asegura Mauro Flores (31), padre de Máximo. El hombre, que trabaja en una fábrica metalúrgica de Monte Buey, indica que los estudios prequirúrgicos dieron bien. Que el niño entró a quirófano riendo y que respiraba con normalidad. “Yo vi cuando lo durmieron con una mascarita. Se puso pálido”, dice el hombre.
Todo comenzó el 19 de julio de este año. Por circunstancias que intentan esclarecerse, Máximo sufrió quemaduras de alto riesgo, que afectaron la espalda y sus piernas. Según contó su papá, “mi esposa estaba de vacaciones en Colazo. Preparó la bañadera y, en ese momento, el bebé se le cayó en el agua caliente”.
En el hospital, en cambio, investigan esa versión a través de su Comité de Maltrato Infantil, que se activó para descartar que se haya tratado de una lesión provocada. “Cuesta creer que un lactante de seis meses se caiga dentro de una bañadera. Ni siquiera puede gatear”, indicaron fuentes del centro de salud.
El caso es que el bebé fue derivado de Colazo a Villa del Rosario. Y desde esta última localidad al Hospital de Niños. Allí permaneció en la Unidad Cardiovascular Intensiva, pelándola cada día y con lesiones que iban más allá de la piel y afectaban a los distintos órganos del cuerpo.
Durante su estadía en el internado, el pequeño sufrió una trombosis en una de sus piernitas. Esto es, se tapó una vena producto de un coágulo de sangre. Un mes después de entrar al hospital, ingresó al quirófano donde los médicos decidieron realizarle un injerto de piel.
“El hospital recibe casos graves todos los días y atiende a chicos con distintas severidades. Máximo era lo que se llama ‘un gran quemado’. Tenía lesiones que excedían la superficie corporal y además una trombosis. De todas maneras, hay tiempos limitados para hacer los injertos y se decidió que era el momento para una cirugía”, informó Alejandro Allub, director del centro de salud.
El directivo indicó que el daño neurológico del pequeño fue por causa de un paro cardio-respiratorio en la cirugía. “Son casos en un millón, pero suceden. Hay pacientes que no responden bien a una cirugía. Este fue uno de ellos. Además era de alto riesgo. Un bebé con ese tipo de quemaduras no reacciona igual que uno sano”.
En el caso interviene el abogado Lauro Cossar que en 2013 patrocinó una demanda similar en contra de médicos e instrumentistas del Hospital de Niños. Los padres de Brianna Contreras denunciaron por mala praxis al equipo que intervino en la cirugía de la pequeña. Ella también había ingresado con quemaduras a quirófano y salió con daños neurológicos.
Allub aclaró que en el caso de Máximo no intervinieron los mismos profesionales porque éstos, por decisión propia, se fueron del hospital.
“Ahora mi hijo está cuidado en la terapia intermedia del hospital. ¿Qué pasará cuando salga? ¿Cómo haremos en la familia? Las complicaciones serán para toda la vida”, finalizó el papá.
Info: Diario Día a Día / FM Directa
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(2594) Córdoba - Argentina
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