Ricardo Tosi y Estela Rinaldi expresaron su malestar e indignación por la falta de respuestas por parte de la Justicia y lamentaron que “todo esté como al principio”.
Tras participar el domingo en una “marcha de silencio” por las calles de aquella localidad, Ricardo y Estela estuvieron ayer en Villa María para entrevistarse con el fiscal que instruye la causa, Félix Martínez, y contactarse con algunos medios de prensa de la ciudad.
En su visita a la Redacción de EL DIARIO, los atribulados papás señalaron que luego de reunirse con Martínez, éste les informó que “no hay nada nuevo” y que va a ordenar “una nueva pericia al palo con el que mataron a golpes a nuestro hijo”.
“Media huella”
“Lo único que hay es media huella digital que se detectó en el vidrio de la puerta del osario donde encontraron a Franco, pero nada más”, sostuvieron los progenitores del trabajador oriundo de Cañada de Gómez (Santa Fe) y agregaron que “hasta el momento no hay ningún sospechoso, y lo más grave es que el fiscal no tiene ni una sola pista”.
Acompañados por miembros del Movimiento Evita que están trabajando en la Campaña contra la Violencia Institucional, Ricardo y Estela contaron algunos detalles de la marcha que realizaron el domingo por la tarde en Carrilobo, de la cual participaron cerca de 300 personas, la mayoría de las cuales llegaron al pueblo en vehículos particulares que viajaron expresamente desde Cañada de Gómez, Armstrong, Marcos Juárez, Leones y Bell Ville.
Los manifestantes, que recorrieron las calles en silencio, portando carteles con la foto del operario asesinado y las inscripciones “Justicia para Franco”, sólo batieron palmas cuando pasaron frente al Destacamento policial y luego en la plaza donde, utilizando un micrófono, hablaron Ricardo, Estela y Miguel Bosio, amigo del primero.
Según indicaron los denunciantes, “sólo unos 40 vecinos de Carrilobo, algunos de ellos muy indignados por lo sucedido”, se plegaron a la marcha de reclamo, pero dentro de un marco de apatía generalizado.
Una hipótesis
Cuando se los consultó sobre cuál es la hipótesis que manejan respecto del móvil del crimen, tanto Ricardo como su esposa coincidieron en señalar que “es muy posible que haya sido algo pasional”, aludiendo a que pudo haber algún entredicho con alguien del pueblo.
Los padres de Franco recordaron que la noche del 26 de abril, previa al asesinato, hubo un baile de Banda XXI en Carrilobo, al que asistió el operario junto a su patrón.
“No sospechamos de la Policía, pero sí que no dicen todo lo que saben… es como si estuvieran tapando algo”, añadieron los denunciantes.
Agregaron que “no se trató de un robo”, porque junto al cuerpo “se encontró el celular, los documentos y el dinero que tenía en la billetera”, y descartaron que haya habido una pelea, porque “no había signos de que se haya defendido”.
“Lo golpearon en el lado izquierdo del rostro, a la altura del maxilar, y le fracturaron el cráneo (hubo pérdida de masa encefálica) a la altura de las dos cejas”, señalaron Ricardo y Estela.
Descartaron de plano que se haya tratado de “un problema de drogas”, porque el examen toxicológico de la autopsia determinó que “no había ninguna sustancia extraña”, aunque admitieron que “sí se halló alcohol en sangre, pero en una dosis normal, lo que quiere decir que Franco no estaba ebrio”.
Por otra parte, Ricardo Tosi destacó que cuando iban hacia Carrilobo, todos los coches en los que viajaban los familiares y amigos de Franco fueron interceptados por la Policía en un puesto de control que montaron en la salida de Pozo del Molle.
“Nos dijeron que se trataba de un control de rutina, pero qué casualidad que justo lo hayan dispuesto el domingo”, señaló Ricardo, y agregó: “Sabían que íbamos para allá, porque habíamos anunciado la marcha”.
Franco Tosi era soltero y estaba temporalmente radicado en Pozo del Molle, ya que se encontraba trabajando para una empresa de Cañada de Gómez que se dedica a la cosecha gruesa.
INFO: EL DIARIO VILLA MARÍA
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