Subían a las redes sociales videos con sus “hallazgos”. Un aprendiz de historiador señalaba los terrenos potencialmente ricos en tesoros: los vestigios de civilizaciones antiguas, sus herramientas, los sitios de sus batallas, sus armas… Se trata de patrimonio cultural e histórico: para ellos, en cambio, eran bienes a conquistar para sí, o para venderlos al mejor postor. Pero una investigación de Interpol Argentina les clausuró los planes.
Con órdenes firmadas por el juzgado federal de Bell Ville, a cargo de Sergio Aníbal Pinto, brigadas del Departamento de Protección del Patrimonio Cultural, que depende de la Dirección General de Coordinación Internacional de Interpol-Policía Federal, llevó a cabo un allanamiento en la localidad de Morrison, en el centro-este de Córdoba.
Secuestraron más de un centenar de piezas arqueológicas, entre las que se destacan un hacha del siglo XIX, una punta de lanza, hebillas de uniformes militares del 1800 y espuelas, entre otros objetos de valor patrimonial que, según confiaron los detectives que participaron del procedimiento, “se encontraban en buen estado de conservación”.
También incautaron las herramientas de las que se valían los “arqueólogos” para realizar los relevamientos y las extracciones ilegales: una pala, una agenda que contenía anotaciones de los sitios donde extraían ilegalmente los yacimientos arqueológicos y campos de batalla, y un detector de metales con tres cabezales.
Efectivos de Interpol incautaron piezas arqueológicas antiguas obtenidas mediante excavaciones ilegales en Córdoba.
Según se informó, agentes del Departamento de Protección del Patrimonio Cultural advirtieron en una página de una de las redes sociales de mayor uso que “miembros de clubes de detectoristas se encontraban realizando la búsqueda y extracción de objetos arqueológicos en diversos yacimientos de la Provincia de Córdoba, tutelados por la Ley Nacional 25.743/03″.
Los “arqueólogos” publicaban en Internet videos de sus descubrimientos. El juzgado federal de Bell Ville ordenó individualizar al líder de la comunidad de detectoristas. Los policías lograron determinar dónde vivía el sospechoso y también pudieron localizar las piezas que extraían de los lugares protegidos.
“Se incautó una agenda que contenía la minuciosa georreferenciación de cada lugar que fue expoliado, y cartografía antigua que señalaba los lugares donde se produjeron batallas importantes. Dicha información era utilizada por el implicado, que posee vastos conocimientos sobre la materia dado que está en una etapa avanzada de la Licenciatura en Historia. Por eso conocía el origen de las piezas que atesoraba. Ese sospechoso se reunía con grupos de detectoristas, con los que fijaba un punto de encuentro donde procedían al saqueo de los bienes culturales”, se informó.
El sospechoso, cuya identidad no trascendió, quedó detenido en la sede de la División Unidad Operativa Federal Bell Ville de la Policía Federal, en tanto que los bienes arqueológicos secuestrados serán trasladados en las próximas horas al edificio del Departamento de Protección del Patrimonio Cultural de Interpol, en Cavia al 3300, en la Capital. Allí quedarán en depósito judicial y serán peritados por arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (Inapl).
INFO: LA NACION
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