Las capas freáticas están a sólo 15 centímetros del piso. Colocan bombas para reducirlas. La situación es compleja.
Corral de Bustos está en riesgo de inundación. Pero lo insólito es que en esta ciudad del sudeste cordobés se le teme hoy más a las aguas que afloran del suelo, que a las que puedan caer de arriba.
Las napas freáticas, desde hace varias semanas, están a apenas 15 centímetros del piso. Cada día, en calles y patios aflora el agua. Y cada día, además, el municipio debe correr con camionadas de tierra para tapar pozos ciegos que se desmoronan en las viviendas. Ya dos vehículos cayeron en ellos.
“Hace 64 años que vivo acá y este problema nunca se dio en esta dimensión”, señaló a La Voz del Interior el intendente Héctor Pagani.
“Estamos complicados y ocupados en buscar soluciones. Ya instalamos cuatro bombas que funcionan las 24 horas extrayendo aguas de las napas. Ahora sumaremos cuatro más”, cuenta el jefe municipal.
La situación se agravó desde hace casi dos meses. Una muy intensa lluvia en esa zona, limítrofe con Santa Fe, anegó campos y varios barrios de la ciudad quedaron bajo el agua por días. Desde entonces se hicieron canalizaciones y desagües. Esa agua se retiró. Pero la de abajo, sobre los pies, sigue amenazando. Y si las lluvias suman más que las que las bombas pueden aspirar, Corral de Bustos estará en problemas.
Ahí nomás. Quince centímetros no es nada. La mano de un niño puede hurgar la tierra para dar con agua. Corral de Bustos, además, casi no tiene red cloacal, lo cual agrava el estado de esas napas. Lo que hay no es sólo agua...
“Este noviembre, cuando la ciudad cumplió 111 años, inauguramos la primera etapa de la red cloacal. Hay 200 usuarios conectados y empezaremos a sumar más. Pero para que las cloacas no sean un problema deberían llegar a dos mil conexiones y eso llevará algún tiempo”, señaló el intendente.
Razones. Pagani apuntó que la sucesión de lluvias no sería la única explicación que hay respecto del elevado nivel de las napas freáticas. “Debe haber además algún otro fenómeno físico, que se debería estudiar”, sostuvo.
“Esperemos que por varios días no llueva, para que bajen varios centímetros las napas mediante el bombeo y nos dé algo de respiro”, se esperanzó Pagani. Las bombas sumergibles extraen agua y la derivan a lagunas, mediante nuevas canalizaciones abiertas.
Varias localidades de la zona tienen inconvenientes por las napas, pero ninguna –aseguró Pagani– en la dimensión que sufre hoy Corral de Bustos.
En esta región, las napas de agua subterránea se ubican más cerca de la superficie que en el resto de la provincia. Pero nunca al extremo nivel actual de confundirse ya con el suelo.
INFO: LA VOZ ON LINE
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