En Monte Buey desaparecieron una computadora y un celular secuestrados en una causa de estafa. Estaban en una oficina bajo llave. Entre los sospechados figuran dos comisarios.
En la Policía las casualidades rara vez existen. Por ello, choca contra el sentido común suponer que es fortuita la desaparición en una comisaría de dos pruebas clave de una causa de estafa.
Más si lo que se esfumó fueron una computadora y un teléfono celular que debían estar cuidadas en una habitación de una dependencia de la Policía de Córdoba, cuya llave está en poder de un jefe.
El llamativo episodio ocurrió en Monte Buey, pequeña población agrícola del sudeste de Córdoba.
Y como las casualidades en la Policía rara vez existen, el fiscal Fernando Epelde, de Marcos Juárez, decidió imputar por peculado a cuatro policías que se desempeñaban en esa dependencia policial.
Los acusados son un comisario inspector, un comisario, un oficial principal y un suboficial. Ninguno está detenido, por ahora.
Los domicilios de los cuatro sospechados ya fueron allanados recientemente por personal de la Dirección de Control de Gestión Policial (la ex Asuntos Internos), con directivas del fiscal, en busca de esos artefactos, pero no fueron hallados. De todos modos, la causa contra ellos continúa en pie.
Hay más: uno de los policías imputados ahora ya fue enviado a juicio por otro grave hecho. Está acusado de haber “plantado” joyas robadas en la casa de un sospechoso, cuando era jefe de la comisaría de Isla Verde, para supuestamente sobresalir como un gran investigador que esclarecía delitos en la región.
Estas nuevas imputaciones se agregan a una nueva serie de serios escándalos que no dejan de sacudir a la Policía de Córdoba.
Pruebas esfumadas
“¡Desaparecieron las pruebas que estaban en la comisaría, no aparecen por ningún lado!”, dijo el secretario del fiscal Epelde aquella mañana de fines de 2017.
“Más vale que esas pruebas aparezcan ya o los meto presos a todos”, bramó el fiscal, mientras contenía la bronca. Y las pruebas nunca aparecieron.
Se trata de una computadora y de un celular que habían sido secuestradas por el mismo Epelde en el marco de una compleja investigación por una estafa millonaria cometida en La Carlota y por la que hay dos imputados.
Y así como esas pruebas fueron guardadas en una pieza bajo llave, un día desaparecieron.
Según trascendió, llamativamente sólo esos dos elementos se esfumaron de la habitación de la casona devenida en comisaría, en calle Mariano Moreno 208.
Y como en estos asuntos las casualidades rara vez existen, en ámbitos judiciales tienen la firme sospecha de que esas pruebas fueron desaparecidas a propósito para favorecer a alguien muy interesado en que todo se esfumara.
El trabajo judicial ahora avanza en determinar quién fue, cómo lo hizo, por qué y a cambio de qué, entre otros puntos.
No son pocos los que creen que en las próximas horas, alguno de los sospechados pueda abrir la boca y brindar pistas de lo que pasó en la comisaría.
En tanto, el Tribunal de Conducta Policial dispondrá que los imputados queden en situación pasiva.
INFO: LA VOZ DEL INTERIOR
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